Deseamos depender de Él para todo, pues es el creador soberano y dador de nuestra misión en la ciudad y el mundo, así como Jesucristo lo demostró en Su vida bajo la autoridad de Dios el Padre y fortalecido por Dios el Espíritu Santo. Por lo tanto, como Jesús no hizo nada excepto lo que escuchó del Padre, no haremos nada hasta que oremos, y lo haremos sin cesar mientras vivamos en misión.